sábado, 28 de febrero de 2009

...y de repente ves esto y ya no queda mucho más que decir...

Y es verdad. Estabamos mi madre y yo en la cocina hablando de cualquier cosa, y de repente los dos nos callamos y nos quedamos como dos idiotas mirando la televisión, ninguno abrió la boca para decir nada. cuando termino nos miramos y yo sonreí. A veces la publicidad nos deja sin palabras.


Un saludo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bien se lo montan los marketingistas tocándole la fibra a la gente... Realmente lo hacen bien, porque mientras estás viendo el anuncio llegas a creer que lo que dice el abuelete es verdad jajaj Y luego regresas a la realidad y te das cuenta del asco de mundo que nos rodea. Qué pena que sólo dure un minuto y medio. Aunque no sé yo si tan bien lo hacen, porque a mí en lo que menos me da que pensar es en la coca-cola... ellos sabrán.

Javi dijo...

Es que de verdad, ¿hay qué decíroslo todo? CocaCola es la mismísima fábrica de la felicidad!